Sífilis
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual infecciosa crónica producida por la bacteria espiroqueta Treponema pallidum, subespecie pallidum (pronunciado pál lidum). Este microorganismo es una bacteria móvil espiroforme (con forma de hilo en espiral), perteneciente al orden Spirochetales, familia Treponematacee. Su diámetro es de 0,1 a 0,2 micrones y su longitud entre 5 y 15 micrones. Puestas una detrás de otra, entre 70 y 200 espiroquetas medirían pues alrededor de un milímetro. Esta bacteria se multiplica por división simple con división transversal. Al contrario que otras bacterias de su familia, sólo se puede cultivar in vitro durante un breve período, con un máximo de supervivencia de 7 días a 35 °C, en medio particularmente enriquecido y en presencia de CO2 por sus particulares exigencias nutritivas y metabólicas. En Nitrógeno líquido se mantiene su vitalidad, y prolifera de manera excelente en testículos de conejo. En sangre conservada en hemoteca para transfusiones la bacteria sobrevive entre 24 y 48 horas. Origen
Existen tres teorías respecto del origen de la sífilis, que generan debate en el campo de la antropología y la historiografía. La comunidad científica no se muestra unánime en la interpretación de los datos existentes y la controversia continúa al respecto. Teoría precolombina
La teoría precolombina sostiene que las lesiones en esqueletos de la edad neolítica se deben a la sífilis. Incluso en esqueletos del 2000 AEC en Rusia, con lesiones óseas patognomónicas. Aunque tales lesiones se pueden confundir con lesiones lepromatosas. Quizá Hipócrates habría descrito los síntomas de la sífilis en su etapa terciaria. También en las ruinas de Pompeya (que fue enterrada en el año 79 por el volcán Vesubio) se han encontrado esqueletos con síntomas que podrían ser de sífilis congénita. De acuerdo con un trabajo científico de la Universidad de Bradford (Reino Unido) hecho público en junio de 1999, en un cementerio de una abadía agustiniana en el puerto de Kingston upon Hull (noreste de Inglaterra) usado entre 1119 y 1539, se encontraron 245 esqueletos, de los cuales tres tenían síntomas claros de sífilis. La datación con 14C indicó que el varón con las señales más evidentes de sífilis había fallecido entre 1300 y 1450. Algunos científicos piensan que la sífilis pudo ser introducida en Europa tras los contactos entre vikingos. y nativos canadienses, que supuestamente sucedieron alrededor del año 1300, coincidiendo con el tiempo en el que la enfermedad llegó a Hull (revista Science, 4 de agosto de 2000, pág. 723). Contagio
La sífilis se contagia principalmente por contacto sexual. por contacto de la piel con la ligera secreción que generan los chancros o por contacto con los clavos sifilíticos de la persona enferma: al realizar sexo oral sin preservativo (ya sea que los chancros estén en la boca, en el pene o en la vulva), al besar una boca con chancros (que son indoloros), por inoculación accidental (por compartir jeringas), o puede ser transmitida de la madre al hijo a través de la placenta (sífilis congénita) o a través del canal de parto (sífilis connatal). En este caso, el bebé puede morir pronto o desarrollar sordera, ceguera, disturbios mentales, parálisis o deformidades. Es prácticamente imposible que se transmita por una transfusión de sangre, porque la sangre se analiza antes de transfundirse, y porque el treponema pálido no se puede mantener vivo más de 24 a 48 en la sangre conservada en hemoteca. En comunidades que viven bajo pobres condiciones higiénicas, la sífilis endémica puede transmitirse por contacto no sexual. Pero no se transmite por el asiento en sanitarios, actividades cotidianas, tinas de baño, o compartir utensilios o ropa. Es importante notar que el sujeto en la fase precoz de la enfermedad resulta altamente contagiante (la úlcera venérea pulula de treponemas), pero se sostiene que luego de cuatro años el individuo infectado no puede difundir más el microorganismo mediante relaciones sexuales. En las relaciones entre hombre y mujer es más fácil que se contagie el hombre. El período donde más personas se contagian es entre los 20 y los 25 años de edad. El recontagio es muy común en varones homosexuales. En los años ochenta y noventa en Europa hubo una relativa disminución de los casos de sífilis, relacionados con el temor al contagio por VIH, que conllevó al uso generalizado del preservativo (que representa una eficiente barrera contra el contagio, tanto del VIH como del T. pállidum. Pero a fines de los años noventa y principios del 2000, al generalizarse la información de que el contagio de VIH es casi nulo en casos de sexo oral en el pene no protegido, ha habido un recrudecimiento de casos de sífilis. Según datos de la OMS, a nivel mundial existen 12 millones de nuevos casos de sífilis: África Subsahariana: 4 000 000 Sur de Asia y Asia Pacífico: 4 000 000 Latinoamérica y el Caribe: 3 000 000 Norte de África y Oriente Medio: 370 000 Europa Occidental: 140 000 Europa Oriental y Asia Central: 100 000 Norteamérica: 100 000 Australia y Nueva Zelanda: 10 000
Síntomas En vez de provocar una intensa respuesta inmune celular y humoral, el T. pállidum puede sobrevivir en un huésped humano durante varias décadas. Los síntomas de la sífilis son numerosos y ligeramente variados. Antes de la aparición de las pruebas serológicas, el diagnóstico preciso era imposible. De hecho, se la llamaba «la gran imitadora» ya que —en la fase primaria y secundaria— sus síntomas pueden confundirse fácilmente con los de otras enfermedades, haciendo que el sujeto le reste importancia y no acuda al médico. El 90% de las mujeres que la padecen no saben que la tienen porque, en la mayoría de los casos, el chancro aparece en el cuello uterino. Cuando la bacteria entra al organismo, se disemina rápidamente y poco a poco invade todos los órganos y tejidos.
Existen tres teorías respecto del origen de la sífilis, que generan debate en el campo de la antropología y la historiografía. La comunidad científica no se muestra unánime en la interpretación de los datos existentes y la controversia continúa al respecto. Teoría precolombina
La teoría precolombina sostiene que las lesiones en esqueletos de la edad neolítica se deben a la sífilis. Incluso en esqueletos del 2000 AEC en Rusia, con lesiones óseas patognomónicas. Aunque tales lesiones se pueden confundir con lesiones lepromatosas. Quizá Hipócrates habría descrito los síntomas de la sífilis en su etapa terciaria. También en las ruinas de Pompeya (que fue enterrada en el año 79 por el volcán Vesubio) se han encontrado esqueletos con síntomas que podrían ser de sífilis congénita. De acuerdo con un trabajo científico de la Universidad de Bradford (Reino Unido) hecho público en junio de 1999, en un cementerio de una abadía agustiniana en el puerto de Kingston upon Hull (noreste de Inglaterra) usado entre 1119 y 1539, se encontraron 245 esqueletos, de los cuales tres tenían síntomas claros de sífilis. La datación con 14C indicó que el varón con las señales más evidentes de sífilis había fallecido entre 1300 y 1450. Algunos científicos piensan que la sífilis pudo ser introducida en Europa tras los contactos entre vikingos. y nativos canadienses, que supuestamente sucedieron alrededor del año 1300, coincidiendo con el tiempo en el que la enfermedad llegó a Hull (revista Science, 4 de agosto de 2000, pág. 723). Contagio
La sífilis se contagia principalmente por contacto sexual. por contacto de la piel con la ligera secreción que generan los chancros o por contacto con los clavos sifilíticos de la persona enferma: al realizar sexo oral sin preservativo (ya sea que los chancros estén en la boca, en el pene o en la vulva), al besar una boca con chancros (que son indoloros), por inoculación accidental (por compartir jeringas), o puede ser transmitida de la madre al hijo a través de la placenta (sífilis congénita) o a través del canal de parto (sífilis connatal). En este caso, el bebé puede morir pronto o desarrollar sordera, ceguera, disturbios mentales, parálisis o deformidades. Es prácticamente imposible que se transmita por una transfusión de sangre, porque la sangre se analiza antes de transfundirse, y porque el treponema pálido no se puede mantener vivo más de 24 a 48 en la sangre conservada en hemoteca. En comunidades que viven bajo pobres condiciones higiénicas, la sífilis endémica puede transmitirse por contacto no sexual. Pero no se transmite por el asiento en sanitarios, actividades cotidianas, tinas de baño, o compartir utensilios o ropa. Es importante notar que el sujeto en la fase precoz de la enfermedad resulta altamente contagiante (la úlcera venérea pulula de treponemas), pero se sostiene que luego de cuatro años el individuo infectado no puede difundir más el microorganismo mediante relaciones sexuales. En las relaciones entre hombre y mujer es más fácil que se contagie el hombre. El período donde más personas se contagian es entre los 20 y los 25 años de edad. El recontagio es muy común en varones homosexuales. En los años ochenta y noventa en Europa hubo una relativa disminución de los casos de sífilis, relacionados con el temor al contagio por VIH, que conllevó al uso generalizado del preservativo (que representa una eficiente barrera contra el contagio, tanto del VIH como del T. pállidum. Pero a fines de los años noventa y principios del 2000, al generalizarse la información de que el contagio de VIH es casi nulo en casos de sexo oral en el pene no protegido, ha habido un recrudecimiento de casos de sífilis. Según datos de la OMS, a nivel mundial existen 12 millones de nuevos casos de sífilis: África Subsahariana: 4 000 000 Sur de Asia y Asia Pacífico: 4 000 000 Latinoamérica y el Caribe: 3 000 000 Norte de África y Oriente Medio: 370 000 Europa Occidental: 140 000 Europa Oriental y Asia Central: 100 000 Norteamérica: 100 000 Australia y Nueva Zelanda: 10 000
Síntomas En vez de provocar una intensa respuesta inmune celular y humoral, el T. pállidum puede sobrevivir en un huésped humano durante varias décadas. Los síntomas de la sífilis son numerosos y ligeramente variados. Antes de la aparición de las pruebas serológicas, el diagnóstico preciso era imposible. De hecho, se la llamaba «la gran imitadora» ya que —en la fase primaria y secundaria— sus síntomas pueden confundirse fácilmente con los de otras enfermedades, haciendo que el sujeto le reste importancia y no acuda al médico. El 90% de las mujeres que la padecen no saben que la tienen porque, en la mayoría de los casos, el chancro aparece en el cuello uterino. Cuando la bacteria entra al organismo, se disemina rápidamente y poco a poco invade todos los órganos y tejidos.
3 comentarios:
Te felicito Susana por tu información, muy completa y fácil de comprender. Tambien la del resto de tus compañeros. Espero sigas trabajando de esa manera.
Blanca Estela Bautista
profra de Ciencias del Distrito Federal
saludos susana, tu blog esta muy bien, mucha informacion y completa referente a los temas que aqui tratas.
Esperanza Torres profesora de ciencias D.F.
Susana información bien documentada e interesante felicidades.
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